miércoles, 31 de agosto de 2022

http://entrecuentoycuento.blogspot.com/2020/08/delia-cada-vez-que-salgo-mi-jardin.html?m=1

Hola abuelita del hermoso de Erik, deseamos que estén rebien disfrutando de tener entre los brazos a esa preciosura, vieron cómo se quiere a un nieto? como decía mi mamá es volver a enamorarse!
Ahora entenderán mis largas cartas donde los cansaba contándoles de los chicos a medida que crecían!
Delia, cada vez que salgo a mi jardín pienso en ir a buscarla para que lo vea, hoy planté frutillas, floreció el limonero y el rosal, seguro que le gustaría están las plantas en su esplendor y todos los días me depara una sorpresa, pero claro, no puedo, entonces le propongo unas imágenes para hacer un paseo virtual...escuchando La primavera de Vivaldi...

lunes, 20 de julio de 2020

Mirabilia #4 | Contos do Mundo | Argentina | México | França

Mirabilia é uma palavra em latim que significa maravilhas ou coisas dignas de admiração, perfeição, beleza, milagre, prodígio, assombro, deslumbramento, fascínio, que também foi um género da literatura latina medieval.


Mirabilia #4 | Contos do Mundo | Argentina | México | França










miércoles, 8 de julio de 2020

viernes, 5 de junio de 2020

QUERIDO MUNDO Magdalena S. Blesa




Magdalena S. Blesa






Bella oración al Señor para pedirle un regalo raramente invocado.


"No pido milagros y visiones Señor, pido la fuerza para la vida diaria.
Enséñame el arte de los pequeños pasos.
Hazme hábil y creativo para notar a tiempo, en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen personalmente.
Ayúdame a distribuir correctamente mi tiempo.
Dame capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.
Te pido fuerza, auto control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar sabiamente el curso del día.
Ayúdame a hacer cada cosa de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más importante.
Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien.
Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas, los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.
Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con Amor.
Haz de mí un ser humano que se sienta unido a los que sufren.
Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.
No me des lo que yo pido, sino lo que necesito.
En tus manos me entrego "


 Antoine de Saint-Exupéry


La voz de mi conciencia .




Quiero dejar todo ordenado por si me ausento un rato. La casa recogida, la ropa doblada, las voces en silencio y las luces apagadas.
Quiero limpiarlo todo, por si mi ausencia es larga.
Nada de polvo, nada de trastos,
nada de besos tirados por la ventana.
Quiero ordenar mi ropa, mi cabeza y mi alma.
Saber cómo me visto hoy, quizá, desnuda estè mañana.
Voy a colgar en perchas el pasado más arrugado, para que se alise poco a poco, dentro del armario.
Los recuerdos más oscuros quedarán en un cajón, guardados.
Los más claros y bellos, los dejaré encima de la cama, por si tienes que usarlos.
Si tardo demasiado, solo pido una cosa: Mantener la casa ordenada.
Cada beso,en su mejilla,cada nudo,
en su garganta,cada caricia, en su espalda.
Cada llanto, en un hombro que no te reproche nada.
El odio y las mentiras, tiralos por la ventana, de noche, cuando nadie ande, en la madrugada.
Pués si a alguien le cae encima, le puede golpear el alma, ycambiar para siempre su vida.
Y si ves que no regreso, asómate a la ventana, y empieza a imaginarme,
volviendo a casa.
Serena, despacio y descalza.
Pisando hojas secas en el suelo,
con un cuaderno en el bolsillo,
y escrito en èl, mil “te quieros",
que se quedaron sin dueño.
Por haberme dejado sola en esa casa,
sin orden, sin alma y sin consuelo.🌷

-Mariló Rivera Looez-



sábado, 18 de abril de 2020

Ay!!! Los aromas!!!




Mi casa de la infancia. Ay! Si la habitaban los aromas!
Entre ellos percibo como si estuviera ocurriendo…el beso sobre el cutis adorado de mi madre que infaltablemente olía a crema Ponds (tapa celeste).
El jabón Fulton de lilas que descansaba en la jabonera del baño; el agua de colonia Heno de Pravia que le gustaba a papá o Vertiente que usaba mamá (de entre casa, claro, porque cuando salía causaba sensación con su Embrujo de Sevilla).
Esos olores que retornan cual si los sintiera ahora!: A la crema de vainilla recién hecha cuando regresaba de la escuela, o a canela del arroz con leche tibio todavía!
Los domingos en cambio, los domingos …de esas ollas humeantes salían olores exquisitos a estofado que invitavan a mojar el pan jugando entre los borbotones del hervor donde hacían ronda las especies.
Los jazmines del centro de mesa, in-fal-ta-bles!
Y en invierno…el olor del eucaliptus que escapaba del vapor cuando nos martirizaban con las inhalaciones hechas con conos de papel de diario. Y el alcanfor de la bolsita prendida en la camiseta!
Ya en casa propia: los jazmines, las rosas, las adelfas y lavandas; las albahacas y el romero o el burrito y el orégano.
El incienso encendido sahumando la casa, el palo santo, o el laurel sobre el fuego sanando energías del ambiente, y el alcanfor colgado con la bolsita de tul al respaldo de la cama.
El olor a pan caliente! Y a masa leudada! Y a vainillas o baby scuit o a tarta de coco.
Sweet Honesty ( mi perfume preferido) en las toallas y en las sábanas, y en la colcha y el pijama y en la ropa guardada.
Bolsitas con cáscaras de naranja, canela, clavo de olor y ramitas olorosas en las perchas.
Aceite de lavanda en la sal del baño y hasta anís con clavo de olor y canela en las miniaturas de cristal que fueran de mi suegra , aceite de rosas en el mini cántaro de barro!
Mas…hace ya unos días ( creo que muchos, no lo sé) se pierden mis pensamientos y mis sueños entre los cuadraditos del almanaque y los miedos, la tristeza y las nostalgias, las noticias y el esfuerzo por resurgir y ser.
De pronto un ventarrón nos tomó por sorpresa: el Coronavid-19 que tiene nombre y sobrenombre también, lo ha cambiado todo!
Cambió las costumbres, las familias, los horarios, los trabajos, los festejos…y los aromas de mi casa también los ha cambiado!
El olor a lavandina irrumpió en ella, nos invadió!
Y huelen a lavandina las manos y las mesas, las mesadas y los pisos, las manijas de las puertas y las llaves, las suelas de los zapatos y el mupi, el envase de leche, galletitas y fideos.
Y dejamos el bicarbonato para lavar las verduras cediendo paso a : la la-van-di-na. Y las lechugas, las rúculas y tomates, las batatas , las papas y el zapallo no entienden nada! Menos aún los morrones, que quedaron olvidados en el fuentón con agua y : lavandina sí señor!
Nosotros, no entendemos nada! Solo nos enlavandinamos y esperamos y rezamos mientras el olor a eucaliptus escapa de la olla como antaño.




María Alicia Bussolini

domingo, 30 de junio de 2019

Soy poeta



Si yo no fuera poeta

por este mundo andaría,

oficiando de profeta

o haciendo mil fechorías.


Si yo no fuera poeta

lo pasaría en las calles,

más veloz que una saeta

persiguiendo un lindo talle.


Si poeta yo no fuera

rondaría en aventuras,

por una dama cualquiera

que haga brillar mi armadura.


Si poeta yo no fuera

disfrutaría la vida,

que es una hermosa manera

de no sentirla perdida.


Soy poeta, finalmente

y me creo lo que soy;

pues la calle, francamente

no es para mí y aquí estoy!


Jorge Horacio Richino


domingo, 30 de septiembre de 2018

DULCE FRAGANCIA





Fui sembrando mis amores

en los campos de tu piel,

para cosechar tus flores

de suave perfume a miel.



Jardinero embelesado

de tu tierra primorosa,

me tienes enamorado

con tus pétalos de rosa.



Ramillete de esperanza

que tu imagen me mostraba,

alborotando mis ansias.



Eras lo que yo soñaba

... mi amor de dulce fragancia

y en tu aroma me embriagaba.



Jorge Horacio Richino


domingo, 31 de julio de 2016

Ese olor a pan!





Sábado apacible, tareas retrasadas del jardín que ya, ya está avizorando la primavera, chisporroteo de brasas, lupines listos para degustar, es que, Dieguito, me tentó! cafecito humeante, siesta oportuna entre frazadas tibias, acertada selección de un viejo popurrí de musiquitas de todos los tiempos y... ese... olorcito... a... pan!!!
Y mientras relajaba, escuchaba, y sentía el olor del pan caliente pensaba: esto es paz! es dulzura! y es sosiego! como rezaba una poesía que de niña recitaba.
A propósito, ¿Sabéis que el olor a pan, nos hace personas mas amables?
Será por eso que me fascina que mi casa huela a pan recién horneado, hummm!

Los alimentos son poesía ...y la poesía alimenta!
"Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.
Huele a mi madre,
huele a tres valles por donde he pasado
En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado..."
Gabriela Mistral
"El fuego, el horno, el silencio expectante,
el temblor de la espera, el milagro...
El color más hermoso de todos los ocasos.
El olor más hermoso de todos los estíos"
Manuel Fernández Mota
Pan, con harina,
agua y fuego te levantas.
Espeso y leve, recostado y redondo,
repites el vientre de la madre,
equinoccial germinación terrestre.
Pan, qué fácil y qué profundo eres:
en la bandeja blanca de la panadería
se alargan tus hileras como utensilios,
platos o papeles, y de pronto,
la ola de la vida,
la conjunción del germen y del fuego,
creces, sube el calor,
y entonces se inmoviliza tu color de oro.
( Pablo Neruda)
¿Qué tal ir a la panadería y comprar algunos panes envueltos en poesía? En la región metropolitana de Belo Horizonte, Brasil, las bolsas de pan cobran vida con los versos de los niños y adolescentes.
Proyecto Pan y Poesía, del mineiro Diovani Mendonça, - “Pensé en poner los poemas en la bolsa de pan porque la gente viene todos los días a la panadería”, explicó el creador
El pan está omnipresente en el refranero castellano.
"Donde hay hambre, no hay pan duro".
"A falta de pan, buenas son tortas".
"Al pan, pan, y al vino, vino".
"De los olores, el pan; de los sabores, la sal".
"Las penas con pan son buenas".
"Pan caliente, hambre mete".
"Pan ganado sabe a gloria".


María Alicia Bussolini

lunes, 9 de febrero de 2015

Mirando el sillón de mi cocina,y recordando historias:






Este sillón de madera noble, que ha cambiado de entornos y de tapizados, siempre está!
Fue, es y seguramente será parte de nuestra historia familiar, es el ayer y es el hoy.
Hace tiempo ya, su lugar es la cocina (pues al living llegó un nuevo huésped) y desde entonces...el sillón...cambió sus roles...y fue testigo de aprendizaje de tablas de multiplicar, de lectura de la mano de Adela Bach, de profundas conversaciones del espíritu, la familia, la amistad y también el sexo.
Fiel escucha de confidencias de los primeros noviecitos, de lágrimas enjugadas por penitencias, peleas o mudanzas, fue platea de espectáculos musicales improvisados con atuendos hallados en el ropero de mamá.
Fue solaz del peregrino que esperaba la hora de la escuela, del que hambriento reposaba mientras que la comida de la olla humeante estuviera lista, del compañero que aguardaba que los nietos almorzaran, del que hacía tiempo hasta la hora del sicólogo o del médico, mecedora de sueños de la siesta presurosa del hijo y de los nietos, fue y es testigo de encuentros y mateadas y telón de fondo de las cuitas que se enhebran entre bocado y bocado, entre mate y mate (la pava siempre está lista por si vienen ellos a enjugar sus lágrimas o a blandir sus notas), camita improvisada del amigo peregrino que compartía: abuela por un día! sitio de juego y encuentro de tíos y sobrinos, fiel apoyo de tobillos esguinzados y ciáticos dolientes, sala de costura de guardapolvos que de demasiado largos quedaban en demasiado cortos y de rastras para algún gaucho improvisado, lugar donde los más grandes ayer tendidos pedían cosquillas en las manos y en la espalda y cuna hoy de los más pequeños.
Cierro los ojos y entre sueños busco un ayer, recojo un hoy y sueño un mañana y así armo un collar de cuentas con las risas de mis nietos, con los logros y las penas de mis hijos, me perfumo, me paso el pintalabios, suena el timbre, me sorprende! son ellos!






María Alicia Bussolini

miércoles, 23 de mayo de 2012

Mãe



São tres letras apenas
as desse nome bendito:
Também o céu tem tres letras...
e nelas cabe o infinito

Para louvar nossa mãe
Todo o bem que se disse
Nunca há de ser tão grande
com o bem que ela nos quer
Palavra tão pequenina ,
Bem saben os lábios meus
que és do tamanho do céu
E apenas menor que Deus !

Mario Quintana


miércoles, 25 de abril de 2012

Cuento



Cuento
Años atrás habitaban en un hermoso palacio cinco hermanos, de los cuales solo una no era hermana de los  demás, era una niña hermosa llamada Simic.
Ella tenía doce años, su padre había fallecido cuando ella tenía dos añitos…sufrió mucho la partida de su padre para ir al cielo.
La madre la abandonó y nunca más supo nada de ella, se quedó a cargo de una persona totalmente malvada, y egoísta, la trataba totalmente como a su esclava.
Ella no permitía que disfrute de las horas del sol en el jardín junto a sus hermanos, -Simic andá para allá, -hacé esto y lo otro, ella necesitaba de su padre…parecía presa en su propia casa, era un infierno levantarse y ya hacer los quehaceres de la casa, nunca se divertía, solo la dejaba escuchar musica y que durmiera hasta las diez de la mañana. Muchas veces se quiso escapar, pero hacía conclusiones exactas, ella deseaba conocer a su madre, ella quería saber por qué la había abandonado, pero no tenía respuesta alguna.
Un DÍA Mientras en casa dormían ella salió del encieroo cotidiano qu vivía, fue a darle de comer a sus amiguitos los pájaros multicolores, ella…preocupada de que si madre no la quiera, fue a comprar y de pronto una voz de lejos que decía –HIJA, HIJA, ven conmigo y seamos felices, y ducho y hecho se fue con su madre a pasar las horas más lindas y a divertirse como nunca antes lo había hecho.

  Agustina Sol Ferrari

Debo resaltar que la autora de este cuento es mi nieta menor de tan sólo trece añitos y que recién comienza a incursionar en la escritura, para ella mis deseos de que llegue a ser un gran escritora

lunes, 16 de abril de 2012

UN CIELO DE NUEVE LUNAS

UN CIELO DE NUEVE LUNAS

Sera como abrir
los ojos frente al mar
después de un largo sueño
de lunas y silencios

Sera un amanecer
de un dia como hoy
florecera tu cuerpo
Y llovera la luz
De un cielo de nueve lunas
nueve lunas de misterio
nueve lunas de esperanza
de esperanzas y de sueños
Y estrecharas la vida 
en el hueco de tu pecho

Sera como abrir
tus brazos y volar
florecera tu cuerpoo
Y llovera la luz
De un cielo de nueve lunas
nueve lunas de misterio
nueve lunas de esperanza
de esperanzas y de sueños
Y estrecharas la vida 
En el hueco de tu pecho
De un cielo de nueve lunas
nueve lunas de misterio
nueve lunas de esperanza
de esperanzas y de sueños
Y estrecharas la vida
en el hueco de tu pecho 


              Osvaldo Montes



viernes, 20 de enero de 2012

La niña del helado


Eleanor no sabía qué le pasaba a su abuela.
Siempre se olvidaba de todo:  dónde había guardado el azúcar, cuándo vencían las cuentas y a qué hora debía estar lista para que la llevaran de compras a la tienda.
-¿Qué le pasa a la abuela?  -preguntó-.
Era una señora tan ordenada...  Ahora parece triste, perdida, y no recuerda las cosas.
-La abuela está envejeciendo-  contestó mamá.
  En estos momentos necesita mucho amor, querida.
-¿Qué quiere decir envejecer?- preguntó Eleanor-. 
¿Todo el mundo se olvida de las cosas?  ¿Me pasará a mí? 
-No, Eleanor, no todo el mundo cuando envejece se olvida de las cosas.  Creemos que la abuela tiene la enfermedad de Alzheimer y eso la hace más olvidadiza.
Tal vez tengamos que ponerla en un hogar especial donde puedan darle los cuidados que necesita. 
-Oh, mamá, qué horrible!  Va a extrañar mucho su casita, ¿no es cierto?
Tal vez, pero no hay otra solución.  Estará bien atendida y allí encontrará nuevas amigas.
Eleanor parecía apesadumbrada.  La idea no le gustaba en absoluto.
-¿Podremos ir a verla con frecuencia?-  preguntó-.
La voy a extrañar, aunque se olvide de las cosas.
-Podremos ir los fines de semana -contestó mamá-.  Y llevarle regalos.
-¿Un helado, por ejemplo?  A la abuela le gusta el helado de fresas-  sonrió Eleanor. 
La primera vez que visitaron a la abuela en el hogar para ancianos, Eleanor estuvo a punto de llorar. 
-Mamá, casi toda esta gente está en silla de ruedas- observó. 
-La necesitan; de lo contrario se caerían- explicó mamá-. 
Ahora, cuando veas a la abuela, sonríe y dile que se la ve muy bien. 
La abuela estaba sentada, muy sola, en un rincón de lo que llamaban la sala del sol.
Tenía la mirada perdida entre los árboles de afuera. 
Eleanor abrazó a la abuela. 
-Mira- le dijo-, te trajimos un regalo:  helado de fresas, el que más te gusta. 
La abuela tomó el vaso de papel y la cucharita y empezó a comer sin decir palabra. 
-Estoy segura de que lo está disfrutando, querida- le aseguró la madre. 
Pero parece no conocernos-  dijo Eleanor, desilusionada. 
-Tienes que darle tiempo -explicó mamá. 
Está  en un nuevo ambiente y debe adaptarse. 
Pero la próxima vez que visitaron a la abuela sucedió lo mismo.  Comió el helado y sonrió a ambas, pero no dijo palabra. 
-Abuela, ¿sabes quién soy?  -preguntó Eleanor. 
-Eres la chica que me trae helado- dijo la abuela. 
-Sí, pero también soy Eleanor, tu nieta. 
¿No te acuerdas de mí?  -preguntó, rodeando con sus brazos a la anciana. 
La abuela sonrió levemente.  -¿Si recuerdo? 
Claro que recuerdo.  Eres la niña que me trae helado. 
De pronto, Eleanor se dio cuenta de que la abuela nunca la recordaría. 
Estaba viviendo en su propio mundo, rodeada de recuerdos difusos y de soledad. 
-¡Siento mucho amor por ti, abuela!  exclamó-. 
En ese momento vio rodar una lágrima por la mejilla de su abuela. 
-Amor -dijo-.  Recuerdo el amor. 
-¿Ves, querida?  Eso es todo lo que desea -intervinó mamá-.  Amor. 
-Entonces le traeré helado todos los fines de semana y la abrazaré aunque no me recuerde-  resolvió Eleanor. 
Después de todo, recordar el amor era mucho más importante que recordar un nombre.

Marion Schoeberlein



jueves, 29 de diciembre de 2011

En un invierno neoyorquino


Aquel año el invierno neoyorquino se extendió lánguidamente hasta fines de abril. Como vivía sola y era ciega, tendía a permanecer en casa gran parte del tiempo.
Por fin, un día el frío desapareció y entró la primavera, llenando el aire con una fragancia penetrante y alborozadora . Por la ventana de atrás, un alegre pajarito gorjeaba con persistencia, invitándome a salir.
Consciente de lo caprichoso que es abril, me aferré a mi abrigo de invierno pero, como una concesión al cambio de temperatura, dejé mi bufanda de lana, mi sombrero y mis guantes. Tomando mi bastón de tres picos salí alegremente al pórtico que lleva directamente a la calle. Levanté la cara hacia el sol, dándole una sonrisa de bienvenida en reconocimiento por su calidez y su promesa.
Mientras caminaba por la calle cerrada donde vivo , mi vecino me saludó con un "hola" musical y preguntó si deseaba que me condujera a alguna parte. "No, gracias" respondí. " Mis piernas han estado descansando todo el invierno y mis articulaciones necesitan desesperadamente de ejercicio, así que iré caminando".
Al llegar a la esquina aguardé, como era mi costumbre, a que alguna persona me permitiera atravesar con ella la calle cuando el semáforo estuviera en verde.
El sonido del tráfico me pareció un poco más largo que de costumbre, y sin embargo, nadie se ofreció a ayudarme.
Permanecí allí pacientemente y comencé a canturrear una melodía que recordaba. Era una canción de bienvenida a la primavera que había aprendido de niña en la escuela.
De repente, una voz masculina, fuerte y bien modulada, me habló :
"Parece un ser humano muy alegre", dijo. "¿Me daría el placer de acompañarla al otro lado de la calle?".
Adulada por tanta caballerosidad, asentí sonriendo, musitando un "sí" apenas inteligible.
Con amabilidad me rodeó el brazo con su mano y bajamos de la acera. Mientras avanzábamos lentamente, habló del tema más obvio -el clima- y qué bueno era estar vivo en un día como aquel.
Caminábamos al mismo paso y era difícil saber quién conducía a quién.
Apenas habíamos llegado al otro lado cuando una y otra vez comenzaron a escucharse las impacientes bocinas; seguramente había cambiado el semáforo.
Dimos algunos pasos más para alejarnos de la esquina.
Me volví hacia él para agradecer su ayuda y su compañía. Antes de que hubiera pronunciado una palabra, me habló:
"No sé si sabe", dijo, "qué grato es encontrar a alguien tan alegre como usted que acompañe a un ciego como yo a atravesar la calle".
Aquel día de primavera ha permanecido en mi memoria por siempre.

Charlotte Wechsler





Cuento metafórico utilizando creencias

La luna llena y el sol se pusieron a jugar entre nubes de algodón festejando el porque sí y que la vida es bella.
Cada uno tomó su cuenco y juntaron el granizo que había caído del cielo esa misma noche.
El calorcito del arco iris fue derritiendo las pequeñas piedritas de hielo hasta que desbordaron de agua límpida y clara.
Entonces...pensaron hacer una travesura:-y si la volcamos, qué pasará?
Empujan y empujan, y descansan, la luna le dice al sol: -persevera y triunfarás! y cataplín, el agua empieza a caer cual finos hilos de cristal.
El sol le murmura al oído:- viste? querer es poder!
Mientras tanto en el jardín muy orondo estaba el sapo Pepe, de rabia... negro como el carbón, con ojos de lucero, dientes de perlas y labios de rubí, todo emperifolado! esperando a su rana Juana para comenzar el picnic, pues hoy se reconciliarían, y bajo el agua pensaba que la vida es un valle de lágrimas, que siempre que llovió paró...
Juana llega con sus rizos de oro y le dice a Pepe que lo quiere hasta el cielo, que lo perdona porque perdonar es divino, y le entrega de regalo un paquete precioso, sorpresa! un largavistas!
Abrazaditos los dos se ponen a espiar hacia la nube y ven al sol y la luna descansando plácidamente bajo un cartel luminoso que dice: no molestar, el descanso es salud!

María Alicia


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lunes, 22 de agosto de 2011

La mudanza


En San Telmo, aquella tarde había un movimiento enloquecido…
Los camiones iban y venían, y …uno, en particular enorme, estaba situado frente a una vieja casona. Había una mudanza.
Si alguna vez en su vida se mudaron saben que la mudanza es un desorden desde el comienzo mismo: trastos, cajas, gente que va y que viene.
En la vereda estaba…sentada…las manos sobre el regazo…las zapatillas de lana…y la mirada perdida…Era la abuela de la casa.
Nadie sabe cuánto tiempo hacía que estaba ahí sentada; los changarines iban y venían y la abuela empieza a observar que pasaba su mesa, sus silla, sus muebles y …su niñez! Su adolescencia! Sus embarazos! Y las alegrías, también las tristezas…
Lo último que subieron los changarines fue a la abuela…hicieron una sillita sillita de oro con sus brazos y suavemente…las depositaron en el camión; arriba, entre todos los trastos estaba ella! sentada, con la mirada …como la mirada de las estatuas de la plaza que uno nunca sabe a donde miran, así, así en silencio.
Y el camión se fue, y la mudanza terminó. Y todo fue a parar a un depósito, estuvo ahí tres meses, abuela y todo; después la compañía de mudanzas tuvo que organizar un remate porque ni el Sr Benvenuto, ni sus hijos, ni sus sobrinos , nadie había puesto un solo peso para pagar los gastos, y no era porque no tuvieran plata, se olvidaban, así que llegado el invierno en San Telmo se organizó un remate.
Esta vez, los trastos fueron pasando de mano en mano. El rematador hábilmente encontraba un comprador para una mesa, un neceser, un cuadro antiguo, un juego de té y cuando la tarde iba terminando dijo: el último lote sras. y sres.! A ver quién se anima? UNA ABUELA, una abuela italiana de pura cepa, lo mejor que vino con la inmigración! A ver? Cuánto ofrecen? Vamos, ofrezcan! Va a adornar cualquier vereda! Sres. Por favor, piensen en el beneficio, solamente dos platos de sopa de mantenimiento, y borda, y teje, y cuenta cuentos, vamos vamos sres. Es una ganga!
Entre los presentes a nadie le interesaba una abuela, alguien por ahí preguntó: -tiene dientes de oro? Tiene alguna alhaja? –no, no, la verdad que no, pero, es italiana, amasa la pasta, aprovechen, aprovechen que está en oferta!
Entre el público presente había un señor con su hijo de cinco años, el chico empezó:- papá, quiero una abuela . - una abuela? Otro trasto, ya compramos bastantes cosas viejas!
-Papá por favor quiero una abuela, yo no tengo una abuela, y …necesito una abuela!
El chico insistía tanto que por unos pocos pesos la abuela fue a parar a su vereda, y ahí se la solía ver, las zapatillas de lana, las manos enfundadas en el regazo, pero esta vez se la escuchaba reir y hablar a borbotones, de sus labios resecos salían en un dialecto extraño, medio italiano y medio español, historias increíbles de amor, de river y boca, de la lluvia, del arco iris, hablaban todas las tardes y la abuela parecía renacer en cada una de ellas…
Así fue que pasado el tiempo, el chico fue creciendo y las charlas continuaron, los temas fueron cambiando, seguramente después la frecuencia cambió, cuando pasaron los años la abuela murió, pero les aseguro que nadie lloró tan amargamente como aquél hombre la pérdida del ser que más había amado en su vida, quien le había contado las historias más increíbles, ese ser que fue, una abuela comprada… una tarde de invierno… en un remate… en San Telmo.

Desconozco su autor
Desconocía , porque mi compañerita Norma Lugo me lo alcanzó,es: Pablo Cazau

martes, 9 de agosto de 2011

El último cliente de la noche


La carretera atravesaba la Auvernia y el Cantal. Habíamos salido de Saint-Tropez por la tarde, y condujimos hasta entrada la noche. No recuerdo exactamente qué año era, fue en pleno verano. Lo conocía desde principios de año. Lo había encontrado en un baile al que había ido sola. Es otra historia. Quiso parar antes del amanecer en Aurillac. El telegrama había llegado con retraso, había sido enviado a París, y luego reenviado de París a Saint-Tropez. El entierro debía tener lugar al día siguiente, a última hora de la tarde. Hicimos el amor en el hotel «Aurillac», y luego volvimos a hacerlo. Por la mañana lo hicimos de nuevo. Creo que fue allí, durante este viaje, cuando el deseo se esclareció en mi cabeza. Por él. Creo. Pero, estoy menos segura. Pero por él, sin duda, sí, desde el momento que se unía a mí en este deseo. Pero él, como otro, como el último cliente de la noche. Apenas dormimos, y reemprendimos el viaje muy pronto. Era una carretera muy bonita y terrible, intermin
able, con curvas cada cien metros. Sí, fue durante este viaje. Esto nunca se ha vuelto a repetir en mi vida. El lugar ya estaba allí. Sobre el cuerpo. En estas habitaciones de hotel. Sobre las orillas arenosas del río. El lugar era oscuro. Estaba también en los castillos, en sus muros. En la crueldad de las cacerías. De los hombres. En el miedo. En los bosques. En el desierto de las alamedas. De los estanques. Del cielo. Tomamos una habitación al borde del río. Volvimos a hacer el amor. No podíamos hablarnos más. Bebíamos. En la sangre fría, golpeaba. El rostro. Y ciertos lugares del cuerpo. No podíamos acercarnos ya el uno al otro sin tener miedo, sin temblar. Me llevó hasta lo alto del parque, a la entrada del castillo. Estaban los de Pompas Fúnebres, los guardianes del castillo, el ama de mi madre y mi hermano mayor. A mi madre no la habían metido todavía en el ataúd. Todo el mundo me esperaba. Mi madre. Besé la frente helada. Mi hermano lloraba. En la iglesia de Onzain éramos tres, los guardianes se habían quedado en el castillo. Yo pensaba en este hombre que me esperaba en el hotel al borde del río. No me daban pena, ni la mujer muerta ni el hombre que lloraba, su hijo. Nunca más he tenido.
Después vino la cita con el notario. Consentí a las disposiciones testamentarias de mi madre, me desheredé.
Él me esperaba en el parque. Dormimos en este hotel al borde del Loira. Después, nos quedamos varios días junto al río, dando vueltas por allí. Permanecimos en la habitación hasta entrada la tarde. Bebíamos. Salíamos para beber. Volvíamos a la habitación. Luego, volvíamos a salir por la noche. Buscábamos cafés abiertos. Era la locura. No podíamos marcharnos del bar, de este lugar. De lo que buscábamos, no se hablaba. A veces, teníamos miedo. Sentíamos una profunda pena. Llorábamos. La palabra no se pronunciaba. Lamentábamos no amarnos. Ya no sabíamos nada. Existía sólo lo que se decía. Sabíamos que esto no volvería a ocurrir en nuestra vida, pero de esto no se decía nada, ni que éramos los mismos frente a esta disposición de nuestro deseo. Esto siguió siendo la locura durante todo el invierno. Después, fue menos grave, una historia de amor.
Posteriorm ente aún escribí Moderato Cantabile.
Marguerite Duras



jueves, 17 de marzo de 2011

Vuelve el amor al lugar de la espera


Rodeo el universo
giro en una calle luminosa
me detengo en su pulso
voy con lentitud y silencio
palpando las sombras
bajo una piel lejana

hundo mi gozo

donde nacieron otros cuerpos
bebieron su fuego interior
se nutrieron de sol
dieron vida al paisaje

hablo de la mano temblando

sobre su pecho dormido

desde milenios
la escena se repite
vuelve el amor
al lugar de la espera

Alberto L. Ponzo





domingo, 16 de enero de 2011

Poema de Daniel



La puerta se cerró, y sin embargo

Una puerta de luz se abrió, maravillosa…

Con el brillo infinito del amor eterno

Y el calor incomparable de caricias hermosas

La belleza conocida se perdió en el ocaso

Ante lo incomparable de lo realmente bello

Es que acá el amor no se expresa en palabras

Pero puede sentirse del modo más tierno…

No creas que me fui, estoy a tu lado

En cada pedacito de tu llanto enjugado

En cada sinsabor en que te ponen a prueba

Para darte el sostén y alcanzarte mi mano…

Quiero que creas en la vida eterna

Lo que te espera es mejor, te lo aseguro

Que tengas mucha fe en lo cotidiano

Y el camino de luz te irá guiando

Veme en las mariposas, en los pájaros

Buscame en las palabras que uno a uno he dejado

Sembrá siempre amor…y amor habrás cosechado

El camino es difícil, pero no se ha acabado

Tratá de ser feliz, te lo suplico

Por el bien de los dos es necesario

Yo te estaré esperando de este lado

Y juntos otra vez, y de la mano

Sembraremos AMOR, que no es en vano…