Entre ellos percibo como si estuviera ocurriendo…el beso sobre el cutis adorado de mi madre que infaltablemente olía a crema Ponds (tapa celeste).
El jabón Fulton de lilas que descansaba en la jabonera del baño; el agua de colonia Heno de Pravia que le gustaba a papá o Vertiente que usaba mamá (de entre casa, claro, porque cuando salía causaba sensación con su Embrujo de Sevilla).
Esos olores que retornan cual si los sintiera ahora!: A la crema de vainilla recién hecha cuando regresaba de la escuela, o a canela del arroz con leche tibio todavía!
Los domingos en cambio, los domingos …de esas ollas humeantes salían olores exquisitos a estofado que invitavan a mojar el pan jugando entre los borbotones del hervor donde hacían ronda las especies.
Los jazmines del centro de mesa, in-fal-ta-bles!
Y en invierno…el olor del eucaliptus que escapaba del vapor cuando nos martirizaban con las inhalaciones hechas con conos de papel de diario. Y el alcanfor de la bolsita prendida en la camiseta!
Ya en casa propia: los jazmines, las rosas, las adelfas y lavandas; las albahacas y el romero o el burrito y el orégano.
El incienso encendido sahumando la casa, el palo santo, o el laurel sobre el fuego sanando energías del ambiente, y el alcanfor colgado con la bolsita de tul al respaldo de la cama.
El olor a pan caliente! Y a masa leudada! Y a vainillas o baby scuit o a tarta de coco.
Sweet Honesty ( mi perfume preferido) en las toallas y en las sábanas, y en la colcha y el pijama y en la ropa guardada.
Bolsitas con cáscaras de naranja, canela, clavo de olor y ramitas olorosas en las perchas.
Aceite de lavanda en la sal del baño y hasta anís con clavo de olor y canela en las miniaturas de cristal que fueran de mi suegra , aceite de rosas en el mini cántaro de barro!
Mas…hace ya unos días ( creo que muchos, no lo sé) se pierden mis pensamientos y mis sueños entre los cuadraditos del almanaque y los miedos, la tristeza y las nostalgias, las noticias y el esfuerzo por resurgir y ser.
De pronto un ventarrón nos tomó por sorpresa: el Coronavid-19 que tiene nombre y sobrenombre también, lo ha cambiado todo!
Cambió las costumbres, las familias, los horarios, los trabajos, los festejos…y los aromas de mi casa también los ha cambiado!
El olor a lavandina irrumpió en ella, nos invadió!
Y huelen a lavandina las manos y las mesas, las mesadas y los pisos, las manijas de las puertas y las llaves, las suelas de los zapatos y el mupi, el envase de leche, galletitas y fideos.
Y dejamos el bicarbonato para lavar las verduras cediendo paso a : la la-van-di-na. Y las lechugas, las rúculas y tomates, las batatas , las papas y el zapallo no entienden nada! Menos aún los morrones, que quedaron olvidados en el fuentón con agua y : lavandina sí señor!
Nosotros, no entendemos nada! Solo nos enlavandinamos y esperamos y rezamos mientras el olor a eucaliptus escapa de la olla como antaño.
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