miércoles, 19 de septiembre de 2007

Chau laurel











De chiquita leí Chico Carlo, y de él la mancha de humedad, me parecíó dramática! desde entonces yo busco en las nubes de mi cielo, en los empapelados , en las vetas del mármol, en el tramado de las cortinas, las más variadas figuras.
Cuando comencé el taller de narración fue la primera lectura que preparé, siempre tengo el libro a mano, se lo conté a Pablo y a Lara y mientras ellos disfrutaban del cuento, yo disfrutaba viendo sus caras.
Pero...hoy..por Dios! Me metí en el cuento! Cómo murió algo tan mío!
En casa cuando la compramos hace 35 años había un laurel que no me gustaba, de veras le hice de todo para que se secara, pero...cada vez crecía con más fuerza! Y así fue como el laurel que yo hubiera querido que fuera un roble, o un palo borracho, o un Jacarandá, se ganó su lugar! al lado de la medianera, juntito a la parrilla, a sus piés como el césped no crecía, para la comunión de los chicos hicimos un macetero, con nuestras manos, con lajas, como el patio; lo llené de tierra que casi la hice yo, juntando de todo para que sea gorda: hojas secas , restos de los saquitos de té, la poda del jardín, virutas, guano de nuestras codornices y conejos, cáscara de frutas, colillas de cigarrillos, alimento para gatos, lentejas.....Colgué de sus ramas un lazo de amor, un geranio y un aspárragus hijuelo del de mamá.
Año tras año fui plantando: una lagerstroemia que recién ahora tomaba fuerza, una estrella federal que me dio las tres primeras flores espléndidas, alegrías dobles que le encantan a Agustina, lágrimas de la virgen de la casa de Francisco Alvarez de mis viejos, margaritas del campo de mis suegros, las regaba todos los santos días, les ponía cebo para caracoles y cebo para hormigas.
Hace un tiempo falleció Margarita, la viejita de al lado, su casa se vendió y un muchacho hosco al que le gustan los pinos la compró, y cortó la higuera, y cortó el ciruelo, y plantó un pino en la vereda y plantó un pino detrás de mi jazmín del paraguay, y así al pasar me dijo:-saque este laurel que le regalo un pino.
Este laurel que yo quería roble o palo borracho o Jacarandá, y que se ganó su lugar, era nuestra sombrita del verano, a sus piés el florido jardín y allí las dos reposeras y la radio, tomamos tantos mates, leímos tantos libros, me embelecé con mis flores, me deleité con los pájaros que anidaban en él, charlábamos con Lisi, sus hojas aromatizaron los deliciosos estofados de los domingos y daban a la casa ese olorcito a hogar... cuando mis pequeños destapaban las ollas para mojar el pan.
Este hombre extraño levantó una medianera alta.....que me robó el sol de mi cocina y de mi patio también, dijo que vendría a terminar la medianera de nuestro lado; le pedí a Juanca que retire las plantas para que no me rompan ni una.
Cuando llegué a casa después de un largo día de trabajo, no me animé a salir, sólo espié por la ventana corriendo la cortina .....y me hundí en un llanto profundo, lloré como hace tiempo no lloraba. Me sentí dentro de Chico Carlo y me mezclé con el personaje, y odié a mi vecino y odié a todos, a mi gordito también, dos hombres rudos, fuertes, con gran escalera volcaron mi jazmín del cielo al piso, acostaron mi madreselva sobre los agapantus, pusieron su andamio sobre la retama, revocaron la pared, y no sólo cortaron el laurel, sacaron su raíz , y mi amado cantero de piedras parecía una bolsa grandota ...y abierta... llena de virutas de mi árbol... que sepultaba todo! mis plantas, mis bulbos, mis semillas, lo destrozaron todo!
Ese jardín era mío, lo había hecho yo, yo la amaba, yo lo contemplaba, yo lo regaba y él, él me regalaba flores para el retrato de mamá, era mío el árbol, mía la sombra, mío el macetero, mías las plantas! odio a mi vecino! y a sus hombres!

A todos, los odio!
Me escuchan?
Los odio!!!

María Alicia

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