Una dulce inquietud indefinida,
un querer estar cerca y contemplarse,
despedirse cien veces, no marcharse,
que aunque se ha dicho todo, algo se olvida...
Del amado tener la mano asida,
por nada sonreir o sonrojarse,
un manso decir : "no", que no es negarse,
sino una invitación que a un "sí"convida...
Un pensar y soñar bellas quimeras,
un decirse los dos...como tú quieras...,
y a solas recordar y desvelarse.
Son las horas de amor, raudas y bellas,
y es tan lindo en amor reconciliarse,
que hasta incita a fingir nuevas querellas.
Elías Barros Miñones
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