sábado, 1 de septiembre de 2007

Mamá


Cómo me gustaría saber si me escuchabas cuando te llamaba esa mañana del 23! yo te pedía que movieras un dedo, o los ojos si mi voz te llegaba...Yo no quería que te fueras! te necesito mucho todavía! el vacío va a ser infinito! 

Pude acariciarte, besarte y hablarte mucho, decirte las palabras que quizás nunca te había dicho, y hacerte preguntas también, preguntas que quedarán sin respuesta. 
A quien le tapo yo ahora el hombrito, le pongo el trapito entre las rodillas y le corro la cola para cambiar de posición? quién me va a indicar con el dedo que apague la luz, que necesita oxígeno, que abra la ventana, que le doble pañuelitos?
Hoy fui a comprarte flores. Cómo te hubiera necesitado para elegirlas! tenían unas tan lindas! te compré unos pimpollos color salmón con gypsophila y me tenté y traje para casa unas marimonias azules, rojas y amarillas que son un primor, seguro que te enamorarías y alguna me garrapiñarías! sabes cuánto pagaría para que eso pudiera suceder?


Verdad que sos mi ángel de la guarda? Yo te llamo! Yo te pido! Yo te necesito! Yo te amo inmensamente! Yo te extraño!


Embelesada mientras el sol de la mañana entra por la ventana de la cocina, observo a la canaria blanca, la que tuvo cría con el chango (el canario de flequillo) ¡qué felices parecen! 
Ella. alborota sus alas para espumarlas y cubre a sus pichones; cuando quieren comer, el casal solícito acude al nido, ella con su pecho los  sostiene contra el borde para que el padre los alimente; otras veces, les dan entre los dos y en este instante de a dos también, les enseñan a volar, los ponen en la vida!


_Ya elegí!!! Cuando muera quisiera reencarnarme en una zorzala. 
Me provoca ternura contemplar los nidos, sólo... pensaba... que... siendo pájaro ... no podría acariciar ni amamantar mis crías.


Cada vez que baja la zorzala a beber agua en el jardín o a buscar con su pico una lombriz, pienso, será Mamá que viene a visitarme? y la miro largamente . Si lo pienso...estoy segura! ella también quiso ser libre, pero esposa y madre, ella... que en su vida de mujer trabajó y amó tanto.


Así, algún día nos encontraremos en el árbol que veo desde mi ventana y nos regocijaremos bebiendo rayitos de sol. ¡Adios Mamá!


-Trázame un sendero con tu voz y una estela luminosa con tu gesto, resérvame una gruta de ternura, guárdame un lugar en tu regazo, yo llegaré hasta tí de cuando en cuando a platicar sentada en las estrellas.
María Alicia

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