martes, 12 de mayo de 2009

Luna de miel y otros tiempos

La Luna de Miel era una institución que los novios anhelaban a pleno cuando la pareja no había tenido sexo antes de dar el sí ante el altar y frente al juez de paz.


Pero ahora que las personas se van a dormir juntas sin saber sus nombres y conviven años antes de obtenen la libreta roja ¿qué sentido puede tener convertirse en un mielero por dos semanas, cuando ya a la abeja reina no le queda polen y el aguijón del zángano se puso perezoso?


Este período de compartir la luna de miel es antiquísimo, en épocas de mi bisabuela, algunos hombres vivían con angustia esa "primera noche" en la que "no debían fallar", y en la que finalmente ni el órgano ni el organista producían concierto alguno.


Ellas, las muchachhas, también concurrían al lecho nupcial como un ave que había logrado finalmente su libertad y podía gozar de su intimidad sin dar explicaciones a nadie, ni pedir permiso a la sociedad.


Pero esto es prehistoria pura. Hoy son los nietos hijos los que les tiran arroz a sus papis recién casados; ella ya no revolea su ropa interior sino su bastón de empuñadura dorada, y el novio emboca perfectamente...la dentadura postiza en un vaso de agua.



Adaptación de:
juntos pero separados de Luis Buero


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